MODULO 5 TEMA 1: EMOCIONES Y ESTADOS DE ÁNIMO

 

 

EMOCIONES Y ESTADOS DE ÁNIMO

 

    INTRODUCCIÓN

 

 

En las últimas décadas se viene investigando cada vez más sobre inteligencia emocional y aunque se observa una progresiva sensibilidad sobre este tema en las organizaciones, no se puede afirmar que la práctica del liderazgo haya cambiado en este sentido. Sin embargo, existe una mayor conciencia sobre el impacto que dicha competencia tiene en la efectividad de la empresa y en el bienestar de las personas que en ella trabajan. 

 

Antes se pensaba que las emociones eran señal de debilidad. Hoy sabemos que las emociones son energía que activa valores tales como la confianza, la integridad, la empatía, a flexibilidad, la credibilidad, entre otros. La vulnerabilidad no es debilidad, por el contrario, nos hace fuertes, reales y vivos. Desde esta perspectiva las emociones, en vez de nublar la razón, nos ofrecen información; en vez de obstaculizar el buen juicio, son indispensables para tomar decisiones y en vez de complicar la gestión, producen creatividad, innovación, confianza y conexión.

 

Las personas con inteligencia emocional están más equipadas para encarar los desafíos de la vida y del trabajo y, también, para escuchar con empatía a todos los grupos de relación, hacer conversaciones productivas, gestionar con responsabilidad las crisis e innovar con otros. 

 

En un clima tóxico es imposible calcular cuántas ideas y formas de hacer mejor lo que se hace se pierden diariamente, por la incapacidad que tienen los líderes de manejar sus emociones, reconocer las emociones de los demás e interactuar desde el respeto y la confianza.

 

 

 

OBJETIVO

 

Ser más conscientes de las emociones y estados de ánimo, por los que fluctúan en el día a día, y cómo estos influyen en la forma como se conectan con sus propios desafíos y asumen la responsabilidad respecto a las consecuencias de sus decisiones y acciones.

 

 

¿QUE SON LAS EMOCIONES?

 

Emoción viene del latín “emovere” que quiere decir mover hacia o ponerse en movimiento, porque hay algo que me afecta o me importa. En otras palabras, las emociones son corrientes de energía que nacen dentro de nosotros, activan nuestros valores y dan forma a nuestra conducta, con la cual influimos en los demás.

 

Una emoción puede aparecer como reacción a un estímulo externo (algo que veo, escucho, palpo…)  o interno (un pensamiento, un recuerdo, una imagen…). Estas son algo transitorio, que nos saca de un estado habitual y se manifiestan en una actividad fisiológica y en una expresión corporal, que podemos observar, y, también, en una experiencia interna que solo podemos interpretar. 

 

Los seres humanos vivimos en un mar de emociones y, sin que nos demos cuenta, estamos transitando entre una y otra permanentemente. Es así como pasamos de la alegría a la tristeza, de la tristeza al miedo, del miedo al enojo, del enojo a la ternura… como se muestra en el siguiente ejemplo.

 

 

 

 

 

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LAS EMOCIONES BÁSICAS

 

La gran mayoría de los psicólogos y estudiosos del tema de las emociones coinciden en cuatro emociones que son catalogadas como básicas. Estas son: la alegría, la tristeza, el miedo y la rabia. Sin embargo, la investigadora Susana Bloch en su libro “Al alba de las emociones”, incluye el amor en sus dos formas: el erotismo (sexualidad) y la ternura (amor filial, parental, amistad…).

 

Algunas de las razones que aducen los investigadores para considerarlas básicas es que todas ellas son biológicamente primitivas, relacionadas con la supervivencia de la especie. Además, aparecen a edad muy temprana (en los primeros meses un bebé manifiesta comportamientos relacionados con las cuatro emociones arriba señaladas) y tienen expresiones faciales universales. De la misma manera la autora antes citada considera que el amor, en sus dos manifestaciones, también cumple con las características propias de las emociones básicas. Del mismo modo que otros investigadores han incluido el asco y el asombro en esta categoría.

 

Una emoción básica compromete a todo el organismo y se podría decir que “todo se ve del color de la emoción con que se mira”. Sin embargo, es necesario aclarar que el contenido, la causa, la intensidad de lo sentido, va a depender de la historia de cada uno y de sus circunstancias.

 

En el siguiente reto podrás centrar la atención en diferentes expresiones faciales y reconocer la emoción asociada con cada gesto.

 

 

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LOS ESTADOS DE ÁNIMO

 

Los estados de ánimo, a diferencia de las emociones, tienen una intensidad menor, pero son más duraderos. Mientras la emoción es concreta y está asociada a un evento específico, el estado de ánimo es profundo, recurrente (puede durar días, semanas o meses) y no siempre es posible señalar el evento que lo desencadeno. Por ejemplo: Maria está triste porque perdió un exámen. Por lo tanto, la emoción de la tristeza tiene una causa concreta. Su amigo Luis dice estar deprimido, y cuándo Maria le pregunta por qué, Luis responde: “no se muy bien lo que me pasa”.

 

Cuando alguien dice “estar de mal genio”, es porque ha estado irritado durante un largo tiempo. Otra persona afirma “sentirse feliz en los últimos días”, es porque la alegría se ha mantenido en ese tiempo. Si alguien más dice “estar ansioso”, lo más probable es que el miedo lo ha acompañado por horas o por días. De acuerdo con Susana Bloch, la investigadora antes citada, estos estados no están presentes todo el tiempo de forma continua, sino que aparecen como oleadas que impregnan el comportamiento de alguien con esa tonalidad emotiva. Y esto pasa sin que la persona se dé cuenta, con precisión, que es aquello que le genera ese estado.

 

En conclusión, cuando no somos conscientes de una emoción básica, no podemos autorregularla y esto puede ocasionar que se convierta en un estado emocional como se muestra en el siguiente esquema.

 

 


 

 

Los estados de ánimo, también llamados sentimientos, son el producto de una emoción, más el pensamiento que emerge a raíz de la interpretación que das a lo que te está pasando. Estar enojado, por ejemplo, es legítimo, pero la manera en que se  vive el enojo es el producto de la interpretación que se hace de lo sucedido y esto es lo que marca la diferencia. Lo mismo pasa con el resto de las emociones incluso con la alegría. Hay gente que vive esta emoción y celebra lo que necesita celebrar sanamente, pero otros lo hacen de forma irresponsable.

 

A continuación, encontrarás un reto que tiene que ver con identificar cuales situaciones corresponden a una emoción y cuáles a estados de ánimo.

 

 

 

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¿QUÉ ES INTELIGENCIA EMOCIONAL?

 

Las emociones no son en sí mismas ni positivas ni negativas, son más bien, como antes se dijo, la más poderosa fuente de energía intuitiva. Lo que resulta ser negativo es el bloqueo de su energía o su explosión como en el caso de la rabia. 

 

A continuación se presentan algunas definiciones sobre inteligencia emocional:

 

 

 

¿QUÉ NO ES INTELIGENCIA EMOCIONAL?

 

Daniel Goleman, el investigador que llevó el concepto de inteligencia emocional al mundo organizacional, ha encontrado dos equivocaciones generalizadas sobre este concepto:

 

El primer error: se confunde inteligencia emocional con ser simpático, agradable o suave. Se cree que la manera de tratar las emociones es reprimiéndolas (implosión). Cuántas veces por agradar a otros o ser visto como simpático no confrontamos de manera asertiva para decir una verdad que el otro, probablemente, no desea escuchar. 

 

El segundo error: se cree que ser inteligente emocionalmente es dar rienda suelta a los sentimientos (explosión) o ser sincero. Sin embargo, la sinceridad sin empatia puede ser cruel y egoista. 

 

Por lo tanto, ni explotar ni reprimir la emoción es sano. En su lugar hay que sentirla, comprender su mensaje, autorregularla y expresarla cuando sea necesario y conveniente.

 

¿Por qué seguimos siendo inmaduros emocionalmente?

 

Esto pasa porque hemos sido educados en una ceguera emocional. Nos enseñaron a pensar, pero no a sentir. Aprendimos a explotar o a reprimir las emociones y a colocar la razón por encima de la emoción, y ello ha hecho que no nos conectemos con nosotros mismos. Entonces, si yo no sé lo que siento, es muy difícil ser empático con otros. 

 

Las emociones y los sentimientos son los indicadores de lo que marcha bien o no en nuestra vida. En el paradigma de la gestión actual es común escuchar la siguiente frase: “sólo lo que se puede medir se puede gestionar”, y se olvidan del otro lado de la moneda: “solo lo que se puede sentir se puede gestionar”. Si no te permites sentir lo que pasa en tu interior cuando, por ejemplo, te enojas, te entristeces, tienes miedo, estas confuso, entre otras emociones, con frecuencia seguirás teniendo las mismas experiencias que dices querer cambiar. Cuando te desconectas de tus emociones y sentimientos, es probable que tengas dificultad para pedir ayuda, declarar que no sabes, no aceptar la responsabilidad por algo, entre otros factores que tienen un impacto directo en la calidad de tu gestión y de tu vida. 

 

EL CEREBRO TRIUNO

 

De acuerdo con Paul MacLean, el creador de la teoría del cerebro triuno, el ser humano está dotado con tres cerebros, los cuales, a pesar de las grandes diferencias de estructura, funcionan juntos y en total interdependencia. Estos son: el cerebro primitivo o reptiliano, el cerebro límbico o mamífero y el cerebro superior racional.

 

El primero de ellos, el reptiliano, actúa mediante reflejos y comportamientos instintivos y en automático. El segundo, el mamífero, juega un papel fundamental en la expresión emocional, pero no tiene la habilidad para poner los sentimientos en palabras. El tercero, el neocórtex, procesa la información mediante la autorreflexión y hace posible que el ser humano sea consciente de su vivencia emocional.

 

En la siguiente presentación podrás explorar un poco más sobre estas tres zonas del cerebro.

 

 

 

 

 

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CONCLUSIÓN

 

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que ocurren de manera automática y espontánea, pero los sentimientos o estados de ánimo, son la interpretación que hacemos de esas emociones. Las primeras son breves e intensas y los segundos, pueden permanecer por largo tiempo.

 

Las emociones son mecanismos de supervivencia y por lo tanto no se pueden elegir a voluntad, simplemente hacen parte de nuestro bagaje psicológico y no podemos deshacernos de ellas. Lo que si podemos hacer, es aprender a gerenciar las reacciones y conductas que de ellas se derivan. 

 

Solo podemos gestionar nuestras emociones cuando las reconocemos en el momento que suceden, hacemos consciente los sentimientos asociados a ellas y las usamos para tomar una decisión que nos abra posibilidades de acción.

 

 

 

 

LECTURAS COMPLEMENTARIAS 

 

Ingresa a la biblioteca y realiza la siguiente lectura:

  • Artículo “La inteligencia emocional aplicada al liderazgo”.

Ingresa  a la biblioteca que se encuentra en el menu superior, ubica el nombre del articulo referenciado.