LECCIÓN 1
¿QUIÉN ES EL OBSERVADOR?
En la mente no llevamos la realidad instalada, sino imágenes, supuestos, creencias e historias que los filósofos han denominado "modelos mentales", "mapas mentales" o "paradigmas". Estos no solo determinan la forma de interpretar el mundo, sino la manera de sentir y el modo de actuar. A estos modelos también se les denomina “el observador”.
El observador es un individuo en particular, que percibe la realidad y la interpreta de acuerdo con su modelo mental. Por lo tanto si cambiamos los modelos de pensamiento (creencias, supuestos, estados de ánimo…), hay un cambio en el observador que somos.
La imagen que ves a la derecha, la usamos como metáfora para ilustrar el concepto del observador que somos de cara a las realidades con las que interactuamos.
Al igual que en la metáfora del pollito, nosotros observamos las realidades según nuestro marco de referencia (modelos mentales). Por lo tanto, lo que observamos es netamente subjetivo, porque OBSERVAR es igual a VER + INTERPRETAR.
¿QUE SON LOS MODELOS MENTALES?
Los modelos mentales, de acuerdo con Peter Senge, son supuestos profundamente arraigados, generalizaciones, imágenes o historias que determinan la manera cómo entendemos las realidades y cómo actuamos en ellas. Estos se van construyendo a lo largo de la vida a partir de la historia y prácticas personales, familiares, organizacionales y socioculturales.
CUATRO CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DE LOS MODELOS MENTALES
Están conformados por suposiciones y creencias acerca de cómo funciona el mundo y las razones de su funcionamiento.
Han variado a lo largo de la evolución histórica de la humanidad y también van cambiando a medida que el ser humano se desarrolla.
Se encuentran en un nivel inconsciente, pero pueden ser examinados y reformulados, mediante procesos reflexivos.
Sirven de filtro para seleccionar o rechazar la información e incluyen limitaciones perceptivas que producen deformaciones constantes de lo que vemos.
En la siguiente presentación encontrarás una serie de ejemplos relacionados con los filtros de percepción que son propios del observador que somos.
En el ámbito organizacional, los modelos mentales determinan la manera como percibimos las realidades y las creencias que tenemos acerca de la gestión y la manera como cuidamos nuestras relaciones. Con base en estas percepciones tomamos decisiones que pueden favorecer o no los objetivos de los sistemas de gestión. Poder observar y comprender el observador que está detrás de nuestras actuaciones es una habilidad que hay que desarrollar, si queremos liderar de una manera más consciente y responsable, y disminuir de forma considerable el error humano (propio y de otros).
Como se dieron cuenta en los anteriores ejercicios, los modelos mentales hacen “abstracciones” de lo observado, sustituyen muchos detalles por conceptos simples y luego se razona según esos conceptos. Es decir, la mente consciente está mal equipada para afrontar gran cantidad de detalles concretos. Nuestra mente solo puede concentrarse en un número limitado de variables. Si bien es cierto está habilidad es de gran utilidad en la cotidianidad de la gestión, puede ser el origen de un sinnúmero de eventos indeseados que ocurren cuando los contextos son cambiantes y no estamos presentes en la tarea. De ahí la importancia de analizar las condiciones del contexto antes de hacer cada tarea, especialmente las de alto riesgo, y reflexionar sobre la mejor manera de intervenirlas.